El Mundial de 1978 se celebró en Argentina en un contexto político muy complejo, ya que el país estaba bajo una dictadura militar. A pesar de ello, el torneo fue una gran oportunidad para mostrar una imagen positiva del país al exterior. Se construyeron nuevos estadios y se modernizaron infraestructuras en varias ciudades. El evento despertó un fervor nacional sin precedentes y se vivió con una enorme carga emocional.
Argentina logró su primer título mundial tras una actuación destacada y polémica en ciertos momentos. La selección, dirigida por César Luis Menotti y liderada por figuras como Mario Kempes, Osvaldo Ardiles y Daniel Passarella, tuvo un inicio irregular pero fue creciendo en el torneo. En la segunda fase, una contundente victoria 6-0 ante Perú —envuelta en sospechas— les permitió llegar a la final contra Países Bajos.
La final, disputada en Buenos Aires, fue intensa y dramática. Argentina venció 3-1 en tiempo suplementario con dos goles de Kempes, quien terminó como goleador del torneo. El título fue celebrado con euforia en todo el país y marcó un antes y un después en la historia futbolística argentina. A pesar de las controversias, el Mundial de 1978 quedó grabado en la memoria colectiva por su impacto deportivo y simbólico.